
Imagen: Google
I.- Cada semana tenía que reparar las benditas muñecas. Hacer remiendos a sus brazos, reacomodar relleno, reemplazar los botones que hacían de ojos y reparar los orificios de sus cabezas. Una tarea eterna. Era la consecuencia de tener su propia colección de muñecas suicidas.
II.- Ser una muñeca de tela no parecía una cosa tan mala. Excepto por ese extraño centro suyo hecho de viejos y maltrechos retazos de corazones rotos.
III.- Había construido esos muñecos a fin de llenar su triste soledad. Pasado el tiempo se cansó de una compañía con la cabeza hueca y el corazón vacío.
AllegraLuna
Se había convertido en una de sus muñecas….
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Auchhhhhhhhhhhh
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